La singularidad geológica de la Sierra de Llaberia ha hecho que se incluya en el inventario de espacios de interés geológico de Cataluña. Destaca por un complejo tectónico formado por una serie de solapamiento y fallas inversas, que forman ventanas tectónicas, denominadas Klipper, únicas, por sus dimensiones kilométricas, en Cataluña.
La Sierra de Llaberia destaca por los riscos verticales, auténticas murallas de roca, que flanquean repentinamente desde los relieves tabulares. Estos riscos son casi inaccesibles y son el hábitat de numerosas especies endémicas y aves rapaces. Los acompañan monolitos o agujas, resultado de los procesos de erosión kárstica, y llamados popularmente caballo garza. A todo este cúmulo de singulares formaciones geológicas, hay que añadir pequeños antojos de la naturaleza como crestas, rocas agujereadas o inmensas llanuras rocosas que recuerdan paisajes lunares.
Los fenómenos cársticos no sólo han modelado la fisonomía de la sierra, sino también las entrañas. La geología caliza ha permitido esculpir una gran cantidad de grutas, cuevas y simas. Las grutas forman balcones abiertos y engalanan con pinceladas de colores ocres y grisáceos, mientras que las cuevas penetran en el interior de la sierra y, en el mejor de los casos, presentan formaciones de estalagmitas y estalactitas.
Es notable la cueva de Pratdip, de 30 m de profundidad, con grandes salas y muy rica antes en estalactitas. También encontramos la sima de la Montaña Blanca o del Plan, con una sala llena de diferentes formaciones, columnas, candelabros, etc.
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